Campaña

Cuidando los brotes y a la vez protegiendo la arboleda #CultivaCuidados

“Veo con alegría que trabajáis en lo cercano, cuidando lo brotes y a la vez cuidando la arboleda” nos reconoce el Papa Francisco.

A diario hay pequeños pero significativos cambios que podemos hacer en nuestro estilo de vida y de consumo, que pueden ir produciendo poco a poco, como levadura, transformaciones económicas.

«Un cambio en los estilos de vida podría llegar a ejercer una sana presión sobre los que tienen poder político, económico y social» (LS, 206).

Toma decisiones en tu vida social, personal y familiar que te ayuden a realizar cada día cambios en tus gestos y comportamientos cotidianos a favor del cuidado.

Cultivar el cuidado, cuidar de las persona cercanas y lejanas, comprometernos contra la pobreza, cuidar nuestra interioridad y sentido vital, cuidar el mundo que nos rodea, cuidar…. es la propuesta que hoy hacemos, como fuente de sentido y de alegría.

 

Una invitación a hacer red desde lo pequeño, lo cotidiano y desde lo profundo.

Del dominio al cuidado de la naturaleza

La sociedad de la acumulación, centrada en el tener, nos ha nublado la capacidad de ver el sentido esencial de la vida y nuestra relación con la naturaleza se ha convertido en una relación de dominio. Parece que la naturaleza está para satisfacer nuestras necesidades, como si se tratase de un almacén sin fondo.

«Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla» (Laudato Si, 2 – Papa Francisco).

La intensificación de la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, los graves problemas ambientales son consecuencias de un estilo de vida que se ha olvidado del cuidado como eje fundamental para la sostenibilidad de la propia vida.

Transformar desde la raíz: un sistema económico que ya no se sustenta

El grito de la tierra es el grito de los pobres. “No existe una crisis ambiental y una crisis social, sino una única y compleja crisis socio-ambiental” (LS 139), ambas tienen el mismo origen.

Nuestra forma de organizar la economía está dejando marcas y heridas en nuestra Casa Común, en nuestro planeta, en nuestra sociedad. Algunas de esas marcas son graves y, pueden ser irreversibles. Son ellas también las que dejan una realidad de exclusión social y desigualdad muy grandes, dejando de garantizar los derechos fundamentales de las personas y de los pueblos.

Y vio Dios que todo era bueno…

“Vio Dios cuanto había hecho, y vio que todo era bueno”- Gn 1,31

El sueño de Dios concretado en el paraíso del que disfrutamos. El ser humano como parte de una creación valiosa que a través de sus manos debe alcanzar plenitud.

Pero…no parece que estemos haciendo realidad el sueño de Dios.

¿Qué puedo hacer yo?

Vive con sencillez

  • Sé consciente de tus gastos.
  • Diferencia lo que necesitas de lo que solamente deseas.
  • Muestra que es posible vivir de forma sencilla y digna

Acerca tu mirada a la realidad

  • Vive consciente y atento de todo lo que ocurre
  • Pon nombre a las personas que te encuentras en tu camino.
  • Abre el corazón para poder escuchar, atender y sanar a quien acude a ti.

Reserva tiempo para compartir

  • Dedica tiempo de calidad para estar con tu familia y amistades.
  • Agradece y comparte tus dones y bienes con las personas que más los necesitan.
  • Comparte tu alegría, acompaña el dolor y la tristeza de las personas cercanas

Busca la coherencia en tu vida personal a través de las decisiones que tomas

  • Practica el consumo responsable (apoyando iniciativas como Kidenda)
  • Fomenta el empleo digno (contrata pagando un salario digno, contrata servicios de empresas sociales y de inserción)
  • Consume productos ecológicos (apoya la producción ecológica como Biozaki)
  • Reduce tu consumo energético
  • Recicla y reutiliza tu ropa (sé parte del proyecto Koopera)

Profundiza en las propuestas de los OLS (Objetivos Laudato Si)

Reza al Dios de la vida que te quiere con locura y te cuida con ternura