Noticia24/01/2023

Día internacional de la educación

La ausencia de una educación de calidad es base de las desigualdades, de la falta de oportunidades y el origen las pobrezas. El valor imprescindible de la educación, que actúa como un factor clave de la transmisión intergeneracional de la pobreza, es decir, de las situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, generación tras generación, hace que las posibilidades de estar en riesgo de pobreza disminuyan en la medida en la que aumenta el nivel educativo de padres y madres. Además, la educación es la base de la construcción de sociedades cimentadas en el espíritu crítico y el sentido cívico, todo esto es lo que en estos momentos de crisis como el actual se ha puesto sobre la mesa, evidenciando cómo el Sistema Educativo necesita de respuestas y cambios y poner la mirada en los niños o en las niñas, aceptando su diversidad.

De ahí la preocupación que tenemos desde Cáritas por los hogares en donde se unen varios factores: la precariedad socioeconómica, la desigual capacidad de los progenitores de acompañar los procesos educativos de sus hijos e hijas, el impacto del estrés emocional provocado por la precariedad de las necesidades básicas, … Todos ellos impactan en los NNA pudiendo producir situaciones de desmotivación en el aprendizaje, en la asistencia al colegio o institutos y finalmente en posibles abandonos educativos.

 

 

Actualmente, a la desigualdad educativa se le suma la brecha tecnológica, creada no sólo por la ausencia de medios, sino también por una falta de cultura tecnológica en las familias. Desde Cáritas, somos conscientes de la importancia que tiene el acceso de las familias a estos medios digitales, no solo para garantizar el acompañamiento escolar sino también para romper su aislamiento social y mantenerlas conectadas con el entorno, ampliando su participación social a través de los nuevos canales y espacios virtuales de comunicación social.

Desde Cáritas creemos que urgen respuestas para frenar la desigualdad educativa que, es el punto de partida de la desigualdad de oportunidades entre niños y niñas. El sistema educativo no debería centrarse en los contenidos curriculares, sino también en otro tipo de aprendizajes tales como la gestión de las emociones, la generación de un pensamiento crítico o el desarrollo de diferentes habilidades sociales o valores, como la empatía, la capacidad de adaptación o la resolución de conflictos. Se trata, en definitiva, de la necesidad de humanizar el sistema educativo. Que es el objetivo fundamental del acompañamiento que hacemos en Caritas desde nuestros recursos de refuerzo educativo, en donde éstos valores estén presentes y en donde, la coordinación y el acercamiento de los Centros Educativos a las familias es básico.

Para ello, son fundamentales medidas que permitan que todos los NNA puedan continuar en el sistema educativo con las máximas garantías e igualdad de oportunidades.

La prevención de la desigualdad educativa es una prioridad, para lo cual además del refuerzo educativo y de apoyo emocional, la oferta de ocio y tiempo libre saludable es clave.