Derecho a una alimentación saludable en tiempo de pandemia

Una visión rápida del proyecto

• Quién lo hace: Cáritas Huaraz con el apoyo de la Diputación Foral de Bizkaia.
• En qué consiste: derecho a una alimentación saludable en pandemia.
• A quién va dirigido: La población final del proyecto son 250 personas que no pueden responder a sus necesidades de acceso a una alimentación saludable por la pandemia. La selección de las personas se realiza en coordinación con la trabajadora social de la municipalidad y las condiciones en las que la pandemia está afectando a la población en general por lo que acuden al comedor más personas de las estimadas.

• Duración: 2021-2022.

Esta crisis se ha cebado de manera especial con los menores de edad, personas con discapacidad y personas mayores que ante la falta de ingresos de las familias por la Covid-19, han aumentado sus niveles de desnutrición, enfermedad, alta vulnerabilidad ante infecciones, así como un bajo rendimiento en la escuela y los adultos en la productividad.

Las personas participantes destacan por su gran capacidad de resiliencia y de afrontamiento de crisis como esta. Muchas son personas migrantes de paso por la Región de Ancash: familias de origen quechua que vienen de zonas alejadas de Huaraz para los centros de salud, son personas de paso que acuden al comedor durante los días que están en la ciudad, migrantes campesinos de la zona de Los Olivos y migrantes de Venezuela y Colombia.  Además, integran estos colectivos jóvenes estudiantes que eventualmente se quedan sin recursos para acceder a una alimentación diaria, a niños y niñas de la calle ya que el impacto de la Covid ha dejado a muchos niños y niñas sin familia.

Por qué desarrollamos este proyecto.

La pandemia de la Covid-19 provoca una terrible pérdida de vidas humanas y plantea desafíos a tres niveles a nivel mundial: sanidad pública, sistemas alimentarios y mundo laboral. Las consecuencias económicas y sociales ocasionadas por la pandemia son devastadoras, decenas de millones de personas corren el riesgo de caer en la pobreza extrema, mientras que el número de personas subalimentadas será de más de 800 millones para finales de 2021. La pandemia ha afectado a todo el sistema alimentario y ha puesto en evidencia la fragilidad del mismo. El cierre de fronteras, las restricciones al comercio y las medidas de confinamiento han impedido a las familias que viven de ingresos diarios el acceso a sus derechos básicos, entre ellos, la alimentación saludable.

A medida que las personas encargadas del sustento del hogar pierden sus trabajos, enferman y mueren, la inseguridad alimentaria y la nutrición de millones de mujeres y hombres se ven amenazadas y las personas que viven en países de bajos ingresos, como es el caso de comunidades indígenas o migrantes en tránsito resultan las más afectadas. Muchas de ellas ya vivían situaciones de inseguridad alimentaria fruto de la inequidad entre países y comunidades, de las consecuencias del cambio climático y de la inestabilidad política actual en muchos países. En este contexto también debemos atender la situación de las mujeres que están excesivamente representadas en los trabajos mal remunerados y las funciones de cuidado que en esta época ha aumentado.

Foto: Cáritas Huaraz.