Sensibilizamos sobre las causas y consecuencias de la pobreza para promover la toma de conciencia y el cambio de actitud.

Tiempo de ilusiones, de cambios, de esperanzas. Tiempo de permanecer en medio de las circunstancias que rodean nuestra realidad, pero con ánimo renovado.
Tiempo nuevo, tiempo de hacer germinar esperanza en el ser humano que confía, que cree que algo diferente ya está sucediendo.
Tiempo para ser aprovechado porque es un regalo, pero también es una responsabilidad.
Año extraordinario de gracia en el que se nos ha convocado a vivir el Jubileo de la Esperanza, un tiempo de renovación espiritual y una oportunidad para ser testigos de la esperanza, para ser peregrinas y peregrinos de esperanza.
Estamos en el tiempo de la auténtica esperanza: pongamos la atención en lo bueno que hay en el mundo, sin dejarnos arrastrar por la tentación de la negatividad y del mal. Es la hora de perseverar, confiar, creer y amar. Ilusión y entusiasmo a las novedades, lo que parecía imposible, se hace posible.
La esperanza cristiana es un don, es gracia que recibimos, y toma forma de semillas de fraternidad y de solidaridad en cada persona que las deja brotar en pequeños gestos y acciones cotidianas que contagian esperanza.
2025
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Sin Hogar, pero con sueños
2025
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