Noticia05/11/2023

Día internacional de las personas cuidadoras

Con motivo del Día internacional de las personas cuidadoras, compartimos una reflexión que nos invita a seguir apostando por ser comunidades de cuidados.

La comunidad es necesaria

Las soledades son una realidad compleja: diferentes causas, diversidad de vivencias, dificultad para identificar a quienes sufren algunas de ellas, visiones sociales que a veces complican la expresión, influencia de aspectos psicológicos, culturales… Si, además, tenemos en cuenta que el de las «personas mayores» es un colectivo muy heterogéneo en edades, valores, situaciones familiares, niveles formativos, creencias, identidades… es evidente que no hay intervención contra la soledad que pueda prevenir y/o reducir la de todas las personas, ni tan siquiera la de una misma a lo largo de todo su ciclo vital. 

Por tanto, parece deseable que existan recursos e iniciativas diferentes y con perspectivas distintas, de tal manera que cada persona encuentre lo que necesite para que la soledad no le duela, o al menos no tanto como para afectar a su bienestar. Me gusta recurrir a la imagen de un puzzle, en el que las piezas se complementan y todas son necesarias, y juntas cubren toda una superficie, en este caso la de la soledad.

Y siguiendo con esta misma imagen, las piezas las ponen diferentes agentes. En este momento en el que las instituciones se están esforzando por trabajar sobre este tema, corremos el riesgo de esperar que sean ellas quienes lo «solucionen » y olvidarnos de que todas las personas también tenemos una responsabilidad en el asunto de la soledad. Las administraciones y las organizaciones pueden y deben facilitar contextos, ideas, proyectos, evaluaciones, coordinaciones… Pero la relación en lo próximo y en lo privado depende sobre todo de lo que hacemos cada uno y una de nosotras.

Cuando dedicamos tiempo a las relaciones, cuando escuchamos a otras personas tratando de evitar prejuicios sobre su edad o su género, cuando saludamos a nuestros vecinos y vecinas o nos preocupamos por ellos y ellas si no les vemos cuando es habitual… Estamos dando menos posibilidades al aislamiento y a la soledad. Las investigaciones sugieren que las relaciones primarias, de vecindario, de cercanía… tienen un gran potencial preventivo, por lo que, en alguna medida, todos y todas podemos ser causa y remedio frente a la soledad, de la propia y
de la de las demás personas.

En octubre de 2022 el Observatorio de la Soledad de Aragón organizó una jornada con un título inspirador en este sentido: «La soledad, tarea de todos». Tomarla como tal es un reto urgente. Termino este artículo con unas palabras de Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, que conectan con las intuiciones expuestas en estas páginas:

«Deberíamos cuidarnos mejor los unos a los otros. Y para muchos que se sienten ansiosos y perdidos, el apoyo adecuado, accesible y asequible lo cambia todo»

Fuente: Texto publicado en Corintios XII. LAS SOLEDADES Y LAS PERSONAS MAYORES: ALGUNAS REFLEXIONES PARA LA INTERVENCIÓN por Pilar Castro. Responsable del área de personas mayores y envejecimiento de Caritas Bizkaia.