Otras acciones

IREKITA 33. Invitación

Un momento para el cuidado

 

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Parábola del buen samaritano. Lc 10, 25-37

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?» Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Dijole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás». Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quien es mi prójimo?» Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: «Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.» ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?» Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Vete y haz tú lo mismo».

Dinámica:

Petición introductoria: Jesús, que entienda mejor tus enseñanzas y que tenga valor para seguir tus huellas.

Para trabajo personal y grupal:

Durante el mes de mayo de 2013 un alpinista catalán, Juanjo Garra, sufrió un accidente a 8000 metros de altura mientras descendía el Dhaulagiri, la séptima montaña más alta del planeta, situada en el Homalaya. Se rompió el tobillo y el peroné. Tanto el sherpa como su compañero de cordada decidieron dejar a Juanjo y bajar rápidamente al campamento base para solicitar ayuda y regresar de inmediato.

Con todo, a medio camino hacia el campo 3 y en pleno descenso, el sherpa Keshab decidió por su cuenta dar media vuelta y regresar junto a Gara en plena noche y sin avisar; estaba convencido de que lo podía cargar y bajar. Quizá pensó que dejar tirado al compañero herido era una suerte de abandono que él no podía permitirse. Tras no pocas horas de ascenso, llegó hasta él. ¿Qué emociones se desatarían en Juanjo cuando lo vio llegar? ¿podríamos imaginar ese reencuentro? Keshab trató de transportarlo sobre su espalda, pero no podía. A 8000 metros de altitud todo se convierte en extremadamente complejo y peligroso. Y se quedó con Juanjo ayudándolo de la única forma que podía hacerlo: abrazándolo para darle calor en medio del frío. Abrazarlo y alentarlo para tratar de insuflar algo de vida a través de su aliento.

Así permaneció tres días y tres noches abrigando la esperanza. Y en esa posición permanecieron, cuerpo con cuerpo, hasta que llegó la ayuda; una ayuda tardía pues Juanjo estaba ya agonizando. Por su parte, el generoso sherpa sufrió distintas lesiones como consecuencia de su prolongada estancia en tan inhumana altura.

Hasta aquí el relato. La noticia de la prensa decía: “Garra ha estado acompañado hasta el último aliento de vida por el sherpa Keshab”.

Preguntas para la reflexión y el trabajo personal o grupal:

  • ¿Qué motiva al sherpa Keshab para regresar y acompañar al compañero herido?
  • ¿En qué situaciones necesitamos darnos aliento?
  • ¿Qué es cuidar? ¿Qué tiene que ver este relato con cuidar?
Oración:

Quiero alabarte y honrarte

todos los días de mi vida

Aumenta mi espíritu de generosidad.

Dame un corazón lo bastante generoso

como para ofrecerte toda mi libertad

y todo cuanto poseo,

de manera que Tú puedas disponer de mi

como te agrade,

y me concedas hacer tu santa voluntad en todo

dentro de un Espíritu de amoroso servicio.

 

Canción: https://youtu.be/gLz3l1eu_dg